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domingo, 4 de septiembre de 2011

EJECUCION EN SAIGON



“El coronel asesinó al preso; yo asesiné al coronel con mi cámara”. Esa es la frase con la que se asoció esta foto tan brutal y, a la vez, tan descriptiva de lo que es una guerra. La pronunció Eddie Adams, fotógrafo de guerra.







Adams fue el autor de una de esas fotografías capaz de hacer cambiar la opinión acerca de cualquier acontecimiento. En este caso se trata de la ejecución, a sangre fría, de un guerrillero del Vietcong, con las manos atadas a la espalda, por parte del jefe de policía de Saigon. Fue en el segundo día de la Ofensiva del Tet, en la guerra del Vietnam






El mérito, digamos técnico, de la instantánea es su dureza. La capacidad de Adams de congelar el momento exacto en el que la acción acontece. Ni antes, ni después.






El fotógrafo fue galardonado con el premio Pulitzer por la fotografía, aunque nunca estuvo demasiado a gusto con su recuerdo. Por una parte, porque tenía la sensación de que había ganado el premio aprovechándose de la crueldad humana y, por otra, por cierta actitud moral: según él, la conducta del policía no le parecía tan abominable desde el punto de vista humano.






Parece que el guerrillero había asesinado a un amigo suyo, así como a una mujer y sus seis hijos. Por esto, Adams siempre intento comprender (aunque no lo compartiera) los motivos de todos






Es lo duro de una guerra. La crueldad aparece por todas partes y no quedan inocentes

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