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jueves, 27 de febrero de 2020



En una tarde soleada la familia disfruta de un típico paseo caleño en el famoso parque del amor, donde contrastan azules felices con grises apagados. Ella intenta despegar una mueca de sonrisa como para cumplir con lo esperado, él niño, con una autentica sonrisa, presiente que el dolor es pasajero; la niña encara a la cámara con carácter, esa sería su gramática emocional para afrontar su futura historia; él, ausente en la foto, pero siempre presente y dominante, convencido de su rol como padre, no se intimida por la situación, solo afina la replica de una historia ya vivida en su niñez. ¿Acaso somos efecto de un guion definido por la pluma del destino, o somos cocreadores del argumento, algunos conscientes, otros inconscientes? La única verdad es que frente al vaivén del cauce y de los vientos, algunos empujamos duro los remos contra la corriente, otros dejamos que las corrientes nos lleven y otros construimos una vela para intentar domesticar las fuerzas de nuestra realidad, espero poder hacer esto último.

lunes, 1 de abril de 2019